jueves, 29 de septiembre de 2011

Controlar el aula

Incluso los alumnos de 1º ESO, que son lo más pequeños y que tienen entre 12 y 13 años, les cuesta estar callados y en silencio Pero yo no me resigno e intento que sigan mis instrucciones. Para ello recurro, en primer lugar, a los castigos como, por ejemplo, un recreo entero sin salir a jugar. 

Pero después, uso una técnica que resulta mucho más eficaz: los últimos en sentarse y en tener todo listo para comenzar la clase, serían los últimos en salir al recreo pudiéndose retrasar el abandono del aula hasta en diez minutos.

Sin embargo, creo que uso demasiado el diálogo y el intentar convencerles de que debían comportarse bien y, al final, ellos seguían portándose mal.

martes, 20 de septiembre de 2011

Timidez

Al principio de empezar a ser profesor, me mostraba muy tímido incluso para hablar con otros compañeros. Era un ambiente laboral muy diferente al cualquiera al que yo me hubiera tenido que desenvolver anteriormente y me costaba estar tranquilo en el aula y en el claustro.

Con los demás profesores fuer muy fácil que desapareciera esta debilidad porque era muy majos pero con los alumnos me costaba crear un vínculo o un contexto común en el que me entendiera con ellas también porque estaba acostumbrado a estar dentro de ambientes estudiantiles como másters o cursos donde los alumnos sí hablan mientras el profesor explica pero no cometen faltas de respeto o no intentan hacer en cada momento lo que su voluntad les dicta y no lo que ordena el profesor.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Exceso de diálogo

Parece mentira pero mis compañeros me lo dicen: dialogas mucho. Es un punto débil cuya desaparición está muy avanzada. Cuando los alumnos no tienen un comportamiento correcto en cualquier sentido (salvo que sea algo muy grave), mi primer método utilizado para resolver el problema siempre ha sido el del diálogo para que ellos entendieran las razones por las que no deben tener ese comportamiento.

Era un método demasiado idealista y que no servía para la realidad del aula porque algunos de los estudiantes que exhiben ese mal comportamiento no porque no sepan comportarse adecuadamente sino porque no quieren, están cerrados a hacerlo o, simplemente, quieren ser el centro de las miradas y llamar la atención al profesor, al resto de sus compañeros o a ambos.

Yo he pecado de ser dialogante con algunos alumnos que el único fin de portarse mal o no hacer los deberes es el de llamar la atención. Puede que haya acertado en querer dialogar con ellos al principio pero me he equivocado al no castigarles de alguna manera o usar alguna técnica de modificación de conducta.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Virtudes: no abusar del poder y la educaciónn

Entre mis virtudes creo que está que con los alumnos nunca he abusado del poder como profesor. Siempre he procurado (y creo que lo he conseguido) buscar vías democráticas para que los alumnos realizaran los trabajos y cuando les he castigado no ha sido porque haya abusado del poder sino porque se habían agotado los demás métodos. No he caído en la trampa de que por no ser autoritario, ellos hayan hecho lo que quisieran en cada momento.

La educación entendida como los buenos modales. Soy una persona educada que sabe tratar con la gente, tanto con los alumnos sobre los que tengo poder o con el FEDE departamento y la Coordinadora de Secundaria que lo tienen sobre mí. La educación es vital para que haya un buen ambiente tanto dentro como fuera de clase ya que el contexto interno y externo influye para que el proceso de enseñanza-aprendizaje pueda ser eficaz y producto desde el punto de vista del estudiante pero también del docente.