Fueron cinco días que resultaron conformar momentos muy amenos para los alumnos y los profesores aunque con algo de estrés para nosotros porque teníamos que tener los horarios muy bien cuadrados para que todas las actividades estuvieran bien cubiertas por los docentes. Durante toda una semana, los adolescentes cambiaron los libros de textos y las explicaciones por ejercicio deportivo y cultura, planteadas ambas desde un punto de vista dinámico y educativo para que siguieran aprendido y se dieran cuenta de que no sólo existe la instrucción del aula.
Las actividades estuvieron relacionadas con el deporte, las atracciones feriales y exhibiciones teatrales. Estar presente en ellas fue una tarea muy relajante porque los alumnos estaban muy receptivos a tener un comportamiento correcto y porque sabían que las actividades, que les gustaban mucho, tendrían así un devenir perfecto y no habría que suspenderlas.
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