viernes, 18 de noviembre de 2011

Relaciones personales

Hay que enfocarlas de tres maneras. La primera sería la relación docente-alumno. Es peligroso adoptar un estilo que sea tan cercano al alumno que parezcamos más bien amigos. Pero tampoco es conveniente adoptar un modelo autoritario ya que da poco lugar al dinamismo. Lo ideal es mantener un estilo democrático sin caer en el liberal para que el profesor tenga la suficiente autoridad como imponerse en las situaciones difíciles pero si llegar a abusar de su poder.

El segundo enfoque sería el de profesor-profesor. El docente no sólo es docente cuando está ante el alumnado sino que también lo es cuando está en cualquiera parte. Por lo tanto, es bueno que exista una relación fluida con los demás compañeros del claustro para poder ponernos de acuerdo en actividades que mejoren la enseñanza como por ejemplo que en Historia y en Lengua se dé la misma época histórica a la vez de forma que los alumnos puedan crear una mejor perspectiva global de un momento de la historia en concreto. Esa relación entre profesores puede suponer ventajas educativas de las que se beneficien tanto estudiantes como docentes porque se mejora el proceso enseñanza-aprendizaje.

Por último, el enfoque alumno-alumno. Además de enseñar, el profesor también es un observador que si es capaz de analizar las relaciones personales del alumnado puede ayudar a detectar problemas en clase como tensiones entre alumnos, víctimas de bullying (acoso escolar) o, simplemente, estudiantes que tienen algún problema y cuyo comportamiento será una señal de que algo no marcha bien en su vida. Pero la observación también puede decir rasgos positivos como grandes amistades entre dos o más alumnos.

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