Yo soy una persona muy dialogante porque no me gustan los conflictos ni las discusiones. Con los alumnos, cuando no realizan los ejercicios, no atienden en clase o tienen un comportamiento negativo, intento hablar con ellos y explicarles porque deben trabajar y portarse bien.
Sin embargo, mi actitud dialogante no es correspondida, es decir, algunos alumnos no hacen las actividades o se distraen en clase porque sí y no querían cambiar. Por lo tanto, mi diálogo cae en saco roto y tengo que optar por otras técnicas para que tengan un comportamiento correcto como, por ejemplo, castigarles sin recreo.
Pero la capacidad de ser comunicativo me trae también consecuencias muy positivas. En primer lugar, para realizar las explicaciones de los conceptos vistos en clase y que los alumnos los entendieran; en segundo lugar, porque siempre he estado abierto a que los estudiantes pudieran expresar sus duda; y, por último, para hablar con los alumnos mantener conversaciones sobre aspectos que no tienen que ver con el ámbito educativo (sus miedos, el deporte…).
No hay comentarios:
Publicar un comentario