Me he dado cuenta cuando he impartido clase de que me muevo mucho cuando estoy hablando y explicando la Unidad Didáctica. Este defecto viene dado, por una parte, por los nervios pero, en gran medida, porque cuando me sitúo en un lado del aula, el contrario empieza a hablar y a distraerse; cuando me muevo hacía el que está creando ruido, ocurre el efecto contrario. Al final me decanto por situarme en el centro e intentar controlar desde ahí a los alumnos que no tuvieran un comportamiento adecuado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario