Cuando tengo a alumnos castigos en el recreo les dejo en el aula. Parece que el contexto es el mismo que el aula pero es diferente. Los alumnos identifican ese espacio de tiempo con el relax y el juego, no se dan cuenta de que están privado de ellos por su mal comportamiento y que les toca aceptar el castigo cómo método para que la próxima vez se planteen un comportamiento diferente.
En este tiempo, les mando trabajo porque si les decía que trabajaran en lo que quisieran, al final no hacían nada, estaban hablando y formando ruido y el castigo no era efectivo del todo sin olvidar que también es tiempo perdido para mí ya que no puedo corregir o preparar las sesiones pertinentes. En estos castigos, hay que mantener el mismo contexto como si fuera clase normal en la que deben permanecer calladas y trabajando.